abril 16, 2024

Iglesia suspende sus ‘negocios’… ni fiestas patronales realizarán

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San Luis Potosí, SLP.-Tras el anuncio oficial de la fase tres de la contingencia por coronavirus hecha por las autoridades sanitarias, la Iglesia Católica en San Luis Potosí, instruyó a las parroquias una serie de disposiciones entre las que destaca el cierre de los templos a menos que se garanticen las condiciones sanitarias requeridas por las autoridades, que implican la limpieza periódica del templo y bancas, así como la asistencia no mayor al 20 por ciento del aforo.

El vocero del arquidiócesis Jesús Priego Rivera comentó que sólo se permitirá la apertura de los templos cuando se garantice el cumplimiento de las condiciones expuestas y que éstos permanezcan debidamente vigilados para evitar robos, además de que no deben permanecer abiertos por más de cinco horas.

Agrega que en el comunicado enviado por el arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero, se instruye la sana distancia y que las capillas de adoración en algunos templos deberán permanecer cerradas, así como ordenar que las pilas de agua bendita se supriman.

“Se endurecen las medidas como lo requiere la situación, creo yo que entre más ganas le echemos en salir adelante más rápido vamos a salir de esto y México no puede estar detenido tanto tiempo, hay muchísimas cosas que nos preocupan no solamente el coronavirus, sino también la violencia que se ha disparado y que ha causado más muertes que el mismo covid”.

Apuntó el sacerdote que no podrán llevarse a cabo misas ni bautizos, como tampoco la organización de fiestas patronales, además de que se deberán establecerse las medidas de sana distancia al momento de realizar confesiones y en caso de asistir a pacientes con covid-19, posponer las visitas aun cuando estén las personas en condición estable en sus domicilios.

También se indica que no se llevarán a cabo misas de cuerpo presente de las personas que hayan muerto a causa del coronavirus y que las oficinas parroquiales podrán permanecer abiertas, además de garantizar la devolución de anticipos por ceremonias religiosas a quienes las habían solicitado.